No soy de esas personas que buscan información en Internet cada vez que tienen un síntoma nuevo. Acostumbro a esperar el diagnóstico del especialista correspondiente. Una vez que ya sé lo que me sucede, con el tratamiento asignado por un médico, sí que me gusta investigar, principalmente en revistas y webs especializadas.
Y eso fue lo que hice cuando el médico de mi Centro de Salud me dijo que
tal vez tuviera problemas con el gluten y que debía hacer las pruebas.
Busqué los síntomas y resultó que manifiesto prácticamente todos los de sensibilidad al gluten no celiaca.
A la semana siguiente de hacer la analítica (julio de 2020), me confirman que da
negativo; aunque ante los síntomas que presento me recomienda vivir un mes sin gluten y hablar después para saber cómo
me siento tras ese tiempo sin comer TACC: trigo, avena, cebada y
centeno, además de espelta, kamut, trigo khorasan y triticale.
No compré demasiados productos, solo los más básicos: pan, galletas, pasta de maíz, quinoa y Maizena.
El resto de mi alimentación de dieta mediterránea siguió igual. Sí que
me fijé que algunos productos no tuvieran gluten, como por ejemplo los congelados, frutos secos, legumbres, etc. Con los
productos frescos, no fue necesario.
Después
de ese tiempo sin probar gluten, mi salud mejoró considerablemente,
incluso algunos de los síntomas desaparecieron. Hablamos (mi médico y
yo) y me dijo que siguiera con la dieta estricta y analíticas cada 6
meses. En mayo de 2022) me confirmado el diagnóstico:
Sensibilidad al gluten no celiaca. No tengo
ningún problema. Sigo con mi dieta mediterránea excluyendo cualquier
producto con gluten. No lo considero un sacrificio, básicamente porque
me encuentro bien de salud. Eso me motiva.
Por aquel entonces, se me ocurrió mirar si había algún libro sobre el tema y,
aparte de los innumerables de recetas que en aquel momento no me interesaban, encontré varios.
Pues bien, Fabio Dana es celíaco asintomático. Es decir, no supo que lo
era hasta que, por un problema digestivo, le hicieron las pruebas.
Su experiencia fue un tanto complicada al principio ya que en Argentina,
aunque parece ser que hay muchas personas celíacas, también tienen muy
arraigada la costumbre de comer pasta, pizza, pan y repostería
hecha con harina de trigo.
Uno de los momentos más difíciles con el que se encontró fue salir a
comer a un restaurante, a casa de amigos o en reuniones de empresa.
Tener que dar explicaciones por no probar bocado, o llevarlo de casa,
resulta agotador; pero es lo que hay si se quiere mejorar la salud.
Además de su experiencia personal, también nos cuenta cómo se regula la
celiaquía en su país, Argentina, a nivel leyes, ayudas y obligaciones en
mercados y restauración.
Incluso podremos encontrar algunas recetas que, en mi caso, no me son de
mucha ayuda ya que hay ingredientes que no acostumbro a comer; pero ahí
están para quien le apetezca hacerlas.
No
me ha resultado demasiado útil precisamente porque él es asintomático.
Además, la información que nos ofrece sobre leyes y asociaciones es de
su país. En cuanto a la parte personal de afrontar esa nueva forma de
alimentación sin gluten, esa sí que la voy viviendo.
Yo, celíaco. La vida sin gluten, fue el primero que leí. Está disponible
en la plataforma eBiblio de Asturias. Desde entonces, han pasado por mis
manos muchos más que iré compartiendo.
Título: Yo, celíaco. La vida sin gluten
Autor: Fabio Dana
2018
Editorial: Paidós
Páginas: 136
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