En mi opinión, cuando se escribe un libro del tema que nos ocupa: salud/nutrición, quien se encarga de su redacción debería de tener en cuenta cuál va a ser su público (gente normal con un problema que, ante todo, deberá ser tratado en persona con un médico especialista) y utilizar un lenguaje sencillo que todos puedan entender.
No suele ser así.
A quienes no hemos estudiado medicina no se nos puede pedir que sepamos de minerales ni vitaminas ni de reacciones adversas, etc.
Lo que yo le exijo a un libro de estas características es un lenguaje claro y sencillo y, si acaso entre paréntesis, el técnico para, de alguna manera, ir entrado poco a poco en materia.
En La dieta antiinflamatoria no solo he tenido dificultad para entender los términos, también hay mucha repetición de conceptos, algunas veces parece que termina de explicar las propiedades de un alimento o suplemento y, páginas más adelante, vuelve a tratar el tema diciendo más o menos lo mismo, hay un par de párrafos en inglés sin traducir, recomendaciones para tomar suplementos alimenticios. En cuanto a las 30 recetas, pues qué puedo decir. Si en un principio me pareció un buen reclamo para leerlo, cuando llegué a ellas y vi la cantidad de ingredientes y la preparación, descubrí que no servirán a mi dieta.
La conclusión a la que llego después de leer La dieta antiinflamatoria es que seguiré con mi dieta mediterránea de toda la vida, la cual he modificado hace un par de años por el diagnóstico de sensibilidad al gluten no celíaca,
junto con la eliminación en mis menús de algunos alimentos que me
producen malestar como son los guisantes, cítricos, cebolla, lactosa.
De todas las lecturas se aprende algo, aunque no siempre estén bien desarrolladas. Si lo encuentras en alguna biblioteca, lo tiene algún amigo o, como fue mi caso, lo descubres gratis en una oferta puntual de Amazon, pues adelante, prepara una infusión y lee.
Tal como escribí al principio, lo mejor, si tienes problemas de inflamación, es consultarlo con tu médico y que determine qué especialidad te corresponde, así como que te recomiende una dieta adecuada para tu problema.
Este
tipo de libros y la información que busques en Internet no siempre te
servirá para mejorar y, tal vez, lo único que consigas es preocuparte
por algo que no tienes o empeorar lo que sí tienes por no acudir a tu
médico al primer síntoma que detectes.
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